(Tercer) Diario de una joven maniática

viernes, 16 de septiembre de 2011
98. Voy a mirar el correo, a ver si te leo y me bajo a buscar un bar donde beberme tu ausencia y mi soledad...
Llevo mucho tiempo conviviendo cada día y cada noche con un ser asqueroso y repugnante.

Oh, no... un momento... ¿cómo se os ha ocurrido pensar que estaba hablando de persona-con-la-que-vivo? ¡No tenéis vergüenza ni la conocéis!

Me refería a Honguito. Honguito es como he bautizado al ser asqueroso y repugnante que vive debajo de mi uña anular de la mano derecha.
(Honguito, con su mejor sonrisa, posando en el fotomatón)

Hace varios meses, me di cuenta de que algo estaba creciendo ahí dentro. Pero en cuanto comprobé que podía hacerme la manicura o comer chocolate con normalidad, no le di importancia.

-Ya se irá, pensaba.

Pero no se iba. ¿Por qué?, os preguntaréis. Yo os lo digo: porque convivir conmigo es guay. ¡En serio! Mirad, la mayoría de gente suele tener muchas manías en casa, o aburre con interminables listas de normas a sus compañeros de piso. ¡Yo no! ¡Yo no tengo reglas, ni normas, ni manías domésticas! Sólo un pequeño "consejito", que reza así:
-Haz todo lo que yo diga, quiera o necesite.

¿Veis? ¡Es una minucia! Y la prueba de ello es que persona-con-la-que-vivo está encantado y da gracias al cielo cada día, aunque de una forma un tanto peculiar: se sienta en el suelo, se agarra de las rodillas, y con lágrimas en los ojos empieza a balancearse hacia atrás y hacia adelante mientras grita: ¿¡¡Por qué, por qué, por qué yooooo??!!

Lo que yo decía: la felicidad en persona. Todos los habitantes de mi casa son felices. Vale, a lo mejor ayer mi pez saltó de la pecera, se suicidó y me lo encontré tieso en la alfombra (H-E-C-H-O 100% V-E-R-Í-D-I-C-O) pero eso fue porque tendría otro tipo de problemas: no llegaría a fin de mes o al adoptarlo lo separé de la peza con la que se enrollaba en la tienda, vetetúasaber...

Volviendo al tema, decía que Honguito estaba encantado de vivir en mi uña, pero yo no tanto. Ays, no sé, es que estas personas que se instalan sin preguntar... no me parecía educado. Así que pensé en eliminarlo, y le pregunté cómo al hombre a quien le consulto todo cuando mi padre está ocupado: Google.

Google empezó a decirme que en ocasiones, era necesario extirpar la uña por completo para que el hongo desapareciera.


¿¿¡¡Perdonaaaa???!! Había torturas menos sádicas en la Inquisición, ¿sabes?

-Tienes que ser valiente, me dije. Hoy sólo es un hongo que vive en tu uña, pero mañana puede exigirte una pensión y la mitad de todos tus bienes materiales, o sea, la mitad de tu mp3 rosa.

Así que fui SÚPER VALIENTE:

-Mira mami... tengo esto en la uña... ¡PERONOQUIEROIRALMÉDICO, NO, PORFAVORCÚRAMELOTÚ!

Y mi madre erre que erre en que tenía que ir al médico. Y yo erre que erre en que no.

Entonces... ¿vosotros recordáis cuando en este post conté que algo misterioso se había metido en mi ojo y como no salía, tuve que ir al médico? Pues... no hay que ser muy inteligente para deducir que fue mi madre la que me metió ese algo misterioso en el ojo SIN QUE ME DIERA CUENTA para obligarme a ir al ambulatorio. Ya, ahora estaréis pensando: "¿Cómo te meten algo en el ojo sin que te des cuenta, alma de cántaro?". Y yo diré: "Nunca infravaloréis el poder de una madre".

Total, que mi madre me llevó al médico para ver ese "algo misterioso" que no había caído en mi ojo por casualidad, sino que ella había puesto ahí con premeditación y alevosía. En la sala de espera, le dije:
-Mami, no digas nada de la uña. ¡Yo he venido aquí a hablar de mi ojo!

-Vale, cariño.

LOS COJ*NES.

-¿Le puedes mirar esta uña, por favor?, preguntó mi madre cuando lo del ojo estaba solucionado.

Entonces la médico me dio un líquido con el que MATAR a Honguito.


Pero Honguito no moría. ¡Nos ha jodido! Tenía alojamiento gratis en mi uña, y tal y como está la situación de este país, como para independizarse y comprarse una casa propia. Además, ¿creéis que los bancos están como para conceder hipotecas a hongos?

-Tienes que ir a tu médico en Madrid, Laura, y que te den unas pastillas, decía mi madre, la mujer que mete cosas raras en los ojos de su hija para obligarla a ir al médico.

Mi madre se cree que ir al médico en Madrid es algo sencillo para una valenciana. Que pides cita y te la dan. Repito:

LOS COJ*NES.

A lo mejor, cuando esa valenciana lleva las últimas tres facturas de meses impares del teléfono, la fotocopia compulsada del DNI de su abuelo, original y copia de la partida de nacimiento del vecino del segundo, la orla de su facultad en formato DIN A-3 y enmarcada, los tickets de los últimos doce peajes por donde ha circulado y tres macarrones sin hervir que rebotan en el suelo, a lo mejor ahí, y sólo ahí, a una valenciana le dan cita en el médico de Madrid.

Y si esa valenciana quiere la cita para este año, entonces, además de lo anterior, tiene que bailar una sevillana vestida de fallera en la sala de enfermería.

Pero como yo soy muy persistente, lo conseguí.

Le enseñé la uña a mi médica (muy maja, la verdad) y le conté mi historia:

-... pero mi hongo no desaparece porque hay crisis y aquí tiene alojamiento gratis con pensión y completa y... ¡¡¡no me extirpes la uña porfa plis que la necesito para hacerme la manicuraaaaaa!

Entonces me recetó unas pastillas con posibles efectos secundarios, entre ellos, dañar el hígado. Ajá. ¿Por aniquilar a un pobre hongo que ni llora por las noches, ni hace ruido, ni se deja los platos sucios en el fregadero, puedo fastidiarme el hígado? ¡Pos vaya!

La cuestión es que hoy he empezado el tratamiento y tengo exactamente 30 días para convencer a Honguito de que se vaya de mí. Si hace falta, yo le ayudo a buscar un piso compartido y le pago el primer mes de alquiler. Pero que se vaya, por fi, porque si no, voy a tener que volver al médico y... ¿volver yo al médico?

¡¡¡LOS COJ*NES!!!

posted by LauraConChocolate @ 17:15   12 comments
viernes, 9 de septiembre de 2011
97. Olvidaste en mi alma el cuaderno en el que solías preguntar "¿cuántos días quedan para vernos"? Tengo el corazón a punto de estallar...
Mientras dormía, alguien me ha robado la playa, porque me asomo a la ventana y ya no veo esa alfombra azul y verde que es el Mediterráneo, sino las Torres Kio a lo lejos, edificios, coches y gente con prisas. Menos mal que ya han empezado las clases de Pilates, digoooooo... ¿alguien tiene unos alicates?


Y para recuperarme del SPV -síndrome "¡porfaplis, verano, vuelveeee! ¡Si vuelves te prometo que seré buena y haré los deberes!", he decidido compartir con vosotros algunas de las perlas que hemos soltado por nuestra boquita durante ese mes de relax, paz interior y vagueo generalizado. Por cierto, nadie me ha censurado ninguna frase, ¿eh? Quiero decir, nadie de mi familia ha pronunciado una frase altamente inquietante y me ha amenazado de muerte para que no la publique. En absoluto. En mi casa eso no pasa (me lo han pedido por favor).




¡Allá vamos!


-¿La nevera está entre 1 y 8 grados?, pregunta mi hermana analizando el envase de un Actimel.
-¿Erm? Sí...
Bien! ¡Entonces sí que puedo vivir en una nevera!

Miradla, 22 añitos y ya ha encontrado la solución perfecta a la crisis inmobiliaria.


-Este vino no me acaba de gustar, ¿pero sabes por qué?, pregunta mi hermana con soberbia.
-¿Por qué?
-Porque tengo un paladar exquisito y este es demasiado barato.

Os presento a Cristina Lomana de Irujo.



-Laura es una enciclopedia de las calorías.
Mi madre, que me dice unas cosas más bonitas... Total, yo lo único que había dicho es que "tres heladitos de esos sin azúcares añadidos tienen siete calorías y media menos que uno de los normales".


-¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?, pregunta mi padre.
Caras de no entender a qué se refiere, aunque mi hermana enseguida apostilla: ¡La gallina!
-Entonces, ¿estamos contentos porque hemos bebido vino o hemos bebido vino porque estamos contentos?


El hombre iba para filósofo pero se quedó en abogado. Luego se tiraron los siguientes cinco minutos discutiendo lo del huevo y la gallina...


-¿Tú te consideras gourmet?, le pregunto a mi hermana Cristina Lomana de Irujo.
-¿Qué es eso?
-¿No decías que tenías un paladar exquisito?
-Pero sólo con el vino y la cerveza.

Ahí, ahí, centrada en las cosas importantes de la vida.


-Me vas a decir que no, pero yo te lo voy a pedir igual..., me ruega persona-con-la-que-vivo.
-Ay... que están mis padres delante...
Córtame la uña de la mano derecha! (Y me enseña su uña toda destrozada de intentar sin éxito dicho cometido)

Eso es lo que yo llamo estar a años luz de lo que viene siendo una actitud medianamente romántica.


-Mami, no quiero que te pongas triste cuando me vaya ni que llores en la estación, ¿eh?, digo poniendo ojitos dulces.
-No me voy a poner triste...
-¡Pues yo sí que me pondría triste si hubiera estado un mes entero conmigo y luego me fuera!

Si nadie me lo dice, me lo tengo que decir.


-¿Por qué hay un chico sentado en el escenario?, pregunto mirando por la ventana.
-Es un chico que está ahí, pues ahí está sentado el chico.

Mi madre. Más claro, agua.


Domina tú al hilo! ¡No dejes que el hilo te domine a ti!

Mi madre: también conocida como Bruce Lee, enseñando a tejer a mi hermana.


-Pero a ver... ¿yo qué fichas soy?

Mi madre: lo pregunta una media de doce veces por partida de parchís. El cubilete verde con el que tira el dado parece no ser esclarecedor del todo.

-Me parece que esta noche hay disco-móvil y no nos van a dejar dormir...
-No te congestiones.
-Sugestiones, mamá...
-¡Eso, sugestiones! Laura, esta no la apuntes.

-Vale.

Mi madre: la gramática española es tan confusa...


-Pues hoy que está nublado y no apetece ir a la playa, podríamos pasarnos por el ambulatorio.

Mi madre: sus momentos de ocio son bastante inquietantes.


-Balcón en inglés se dice "balcony", terraza "terrace", chimenea "chimney"..., apunta mi hermana, repasando sus clases de inglés.
-¿Y moco cómo era?

Mi madre: sus incompresibles inquietudes...


-¿Qué es el Papa exactamente?

Mi hermana, totalmente estupefacta ante las imágenes de la JMJ.


-Este mes me he leído ocho libros.
-¿¿¿Quéééé???? ¡¡¡Walaaaaaaa!!! ¡Es increíble!

Mi hermana: fácilmente impresionable.


-Laura, ¿sabes qué? Como tu padre no tenía calzoncillos limpios, se ha puesto unas bragas mías para ir al supermercado, ji, ji, me suelta mi madre en cuanto entro en casa.

Acojonada, miro a mi padre, que asiente divertido. Miro a mi madre. Miro otra vez a mi padre. Los dos parecen tan tranquilos. ¡Estoy segura de que por menos que esto, podría llamar a los servicios sociales! Los traumas infantiles a mi edad pueden ser muy peligrosos...
posted by LauraConChocolate @ 19:51   8 comments
¿Qué puedes hacer cuando eres una maniática crónica y tu vida da un giro de 180º? ¿Volverte loca? Bah, ya lo estaba de antes. ¿Darte cabezazos contra la pared? No, estropearía mi rubia melena. ¿¿¿Entonces??? ¡CAMBIAR TAMBIÉN DE BLOG! :)
Me he traído a las niñas :)

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