(Tercer) Diario de una joven maniática

domingo, 18 de mayo de 2008
29. Te vi bailar bajo la lluvia... te limpió el corazón de arena.
Y llegó el Gran Día...

-Ave Cesar, dijo mi padre cuando entró por la puerta.
-Las que van a morir te saludan, contesté yo.
-¿Por qué vas de negro?, preguntó él.
-Porque estoy de luto, añadí yo.

Y salimos de casa camino al... DENTISTA.


En el ascensor, abrí la boca y me arrimé al espejo:
-Papá, papá, papá, ¡¡¡que seguro que esto son carieeeees!!!
-Laura... te van a mirar ahora la boca unos expertos, ¿qué haces, hija, qué haces?


Y entramos los tres en la consulta: mi padre, mi acojone, y yo.

Tomó la palabra mi padre:
-Lleva desde los 15 años sin ir al dentista...
(todos los dentistas empezaron a frotarse las manos y a dibujarse euros en sus ojos. Uno pensaba "mmmm, piscinaaaa", el otro "mmmmm, apartamento en la playa", otro, "mmmmm, viaje a New York")

Después habló el acojone:
-Así que le vais a encontrar de todo.

Y por último yo:
-Ehhh... a mí no me duele la boca, ¿eh?

Entramos en la sala de chismes raros y mi padre se sentó en la silla del espectador, mientras acojone y yo nos tumbábamos en el sillón.

Lo primero, fue hacerme unas radiografías, que tuvieron que repetir 4 veces, no exagero.

-Laura, no tiembles, que salen las radiografías movidas, dijo mi padre.
-Vaaaa... vaaaaa... vaaaaaa...leeeeeeee, balbuceé yo.

Pasada la primera prueba, llegó la segunda: análisis exhaustivo y detallado de mis dientes.

La dentista retransmitía en directo:
-B1, B2, bien.

Aquí descubrí una cosa. Mis dientes tienen código. ¡Claro! Es que es lógico, ¿os imagináis que no lo tuvieran? "Ehhh... sí, este que está más cerca de la garganta... los otros que está debajo de los labios..." Pues no, no es plan. Y tampoco se les puede llamar por su nombre porque se tarda mucho en pronunciar cada uno y la gente de la sala de espera se queja de que no le cojan a su hora.

Vamos, que mi dentista es muy lista y les ha puesto una breve identificación.
-B3, B4, B5, B6, bien.

Mi padre, desde la silla del espectador, flipaba. Yo podía leer su mente.

Mente de mi padre: ¿Que esta niña lleva casi diez años sin ir al dentista y no tiene nada? Ché, ché, ché*.

*Ché, dos puntos: onomatopeya valenciana. Mi padre le da múltiples usos:
-Papá, voy a salir esta noche.
-Ché...
(uso negativo: eso me pone triste)

-Papá, ¡he aprobado el examen!
-Ché, ché
(uso positivo: eso me pone feliz)

-Papá, dame dinero.
-Chééé
(uso a medias: peor sería que me dijera que sale esta noche, aunque mejor sería que me dijera que ha aprobado el examen)

Es más o menos así.

Sigamos:

Mi boca estaba perfecta. Entonces la dentista alabó mis hábitos higiénico-bucales y alimenticios, toma-ya-qué-pasa. Seguro que pensó que si todos sus pacientes fuesen como yo no podría comprarse un adosado, pero esto no lo dijo.

Después llegó la parte estética: la limpieza-abrillantado de dientes.
Me metieron unos cuantos chismes en la boca, uno aspiraba la saliva pero yo seguía teniendo que tragar, así que no sé muy bien su utilidad, otro iba quitando la roña (poca, ¿eh?) acumulada durante años, otro tiraba aire, cosa que en verano hubiera estado estupendamente, y otro me pintaba los dientes de rosa. Menos mal que no se me quedaron así...

Posteriormente, llegó el momento "algo tenía que tener". La dentista me estuvo explicando que por las noches aprieto los dientes porque canalizo todos mis nervios y tensiones del día ahí. Fíjate tú. Eh, y esto lo supo viendo mis muelas, que no le ha hecho falta dormir conmigo para averiguarlo. Increíble. Así que es conveniente ponerme una especie de funda en la boca para dormir... ¡¡¡¡!!!! ¡Voy a estar guapísima! A mí que por la noche me da miedo ir al baño por si se me aparece alguien (Cayetano, el de El Internado, o Rudy, de Dexter, o cualquier personaje muerto de cualquier serie que vea) y ¡ahora de quien voy a tener miedo es de mí misma!

Así que nada, tendré que volver a que me tomen las medidas de mi perfecta dentadura, y que de paso, si no les viene mal, vuelvan a alabar mis hábitos higiénico-bucales que eso siempre hace ilusión.

Y ya por último, llegó el momento de la extracción... la extracción de billetes de la cartera de mi papi. Jijijiji. (Gracias, papis, me mimáis mucho :)

P.D- Cuando le dije a mi padre que después de mucho meditarlo, persona-con-la-que-vivo y yo íbamos a aumentar la familia, me contestó que no estaba preparado para ser estudiante y abuelo al mismo tiempo.

Pero nos referíamos a esto:


¿No son adorables?

posted by LauraConChocolate @ 16:49   33 comments
viernes, 9 de mayo de 2008
28. Si tú supieras cuánto pintas en mi vida...
Mi padre tiene pelusilla.
¡Eh! No, por Dios, ¡¡¡no!!! De esa que sale en el ombligo cuando no te duchas, ¡no! Aghhh, ¿cómo habéis podido pensarlo...?
(¿no, verdad, papá? Dinos que no...)

Me refiero a pelusilla de... celillos. Y es que dice que persona-con-la-que-vivo le ha robado todo el protagonismo que tenía en mi blog y que sólo hablo de él. Yo le intento explicar que vosotros le seguís queriendo, que preguntáis por él, que para vosotros él siempre será "el primero". Pero nada, que tiene celitos y no puede controlarlos (a su edad es taaan difícil cambiar)

Papá, dos puntos, estas líneas son para ti:
Nunca has dejado de ser un claro protagonista de este blog (y de mi vida) Tu papel aquí (y en mi vida) es irreemplazable. Así que POR FAVORRRRRR, deja de hacer méritos para salir en el blog, ¡que no hace falta!

Y es que mi padre ha vuelto a hacer de las suyas. Después de tres meses insistiéndome en que fuera al dentista... (un momento, que esto fue muy fuerte, voy a hacer un flash-back)
*FLASH-BACK*
-¡Papá! ¡Que hoy me han dicho que quieren que me quede en el programa! Pero no puedo porque...
-Sí, sí, ¿te pido hora para este viernes en el dentista?

*FLASH-BACK2*
-¡Papá! ¡Hoy he visto una escena mía en la tele-cara-de-plasma-del-productor!
-Sí, sí, ¿y si te coges un avión no crees que llegas a tiempo al dentista?


Como decía, después de tanto tiempo insistiendo, por no oírle, he accedido a ir al dentista. A su dentista, claro, y en Valencia, claro. (¿Sobreviviré?)

Cuando le dije que ya tenía los billetes, fue el segundo día más feliz de su vida (el primero fue cuando pedí una hermanita... jajajajaja, vale, perdón, papi, este ha sido un poco verde)

Y cual fue mi sorpresa cuando...
-Laura, la dentista está deseando conocerte.
-¿Qué? ¿A mí? ¿Por qué?
-Que no te extrañe que te pida un autógrafo.
-¿¿¿¿Quéééé????
-Ay, Laura, entiéndelo: le he dicho que vienes de Madrid, que trabajas en la tele, y que esté atenta a La Sexta el lunes 12...
-¡¡¡Papáááááááá!!!

Dios, me da miedo volver a Valencia, mi padre me ha convertido en una estrella. Seguro que me paran hordas de fans cuando vaya a comprar el pan y que luego pierdo el tren de vuelta porque el maquinista no puede creerse que "yo" viaje en uno de sus vagones, y piensa que es un sueño, y como es un sueño no tiene que trabajar... ¡¡¡y no arranca el maldito tren!!!

Ya... qué bonito es soñar. Pero también es bonito que tu padre crea que eres ALGUIEN, cuando lo cierto es que eres, simplemente, una becaria. Y una becaria, dentro de todo el entramado de un programa de tv, se queda en taaaaan poquita cosa...


(Un paréntesis de dedicaciones, por fa plis: quiero mandarle un beso desde aquí (jaja, cómo mola esto) a Patricia, la novia de uno de los compañeros más salaos que tengo y que además me ha enseñado a distinguir alimentos; y otro a Cristina, amiga del susodicho y que va a poner todo su arte p'ayudarnos con un proyectillo ;-)
posted by LauraConChocolate @ 16:08   25 comments
viernes, 2 de mayo de 2008
27. Esperaba que pasaras por aquí... y pasaste todo el año en tu glaciar.
LA EXFOLIACIÓN...

Compré un gel exfoliante como el que veis en la foto pero de otra marca, con "microesferas peeling y plactón"... vamos, piedrecitas. O lo que sea, pero cuando te lo aplicas por la cara notas cómo se te van todas las impurezas... ¡no te jode! (perdón) Con lo que raspa, se te van las impurezas, las pecas, la piel, y como te descuides, te quedas sin nariz. Yo creo las operaciones de rinoplastia las hacen aplicando un gel exfoliante como el mío, porque vamos...

El caso es que cuando persona-con-la-que-vivo lo vio, se extrañó mucho:
-¿Qué has comprado? ¿Qué es esto? ¿Se come?
-¡¡¡Quitaaaa!!! Esto son cosas de mujeres, tranquilo, tú no tienes que preocuparte por exfoliarte la cara porque no eres una chica inmersa en una sociedad de consumo donde impera la cultura de la imagen por culpa de la saturación de mensajes de "tienes que estar estupenda" que nos llega a través de la tele, las marquesinas del autobús o las revistas de cualquier tema, incluida "Tu perro y tú" (toma ya, qué crítica social más implícita)

Dejé el bote en el cuarto de baño con el propósito de machacarme la cara, digo, utilizarlo, un día "de estos". Persona-con-la-que-vivo me preguntaba a menudo:
-¿Cuándo te vas a poner el chisme ese?
-Pero bueno, ¿estás insinuando que me hace falta? (así somos las mujeres, todavía no entendemos que los hombres no lanzan indirectas, pero seguimos cayendo en la trampa. Por ejemplo, si persona-con-la-que-vivo quiere decirme que me ha salido un grano, me lo dice, así, sin más: te ha salido un grano. Pero bueno, otro día haré un post sobre la peculiar sinceridad de un hombre, ja)

El caso es que yo inventaba todo tipo de excusas para no ponerme ese gel asesino en la cara: que si es tarde, que si ya me he echado la crema hidratante, que si va a empezar la película, que si "fuegoooo, fuegoooo".

Hasta que un día no pude retrasarlo más...
-Oye, que si quieres... voy a exfoliarme la cara, y como insistías tanto... ¿quieres probarlo tú también?

Como un niño con zapatos nuevos.

Me puse la diadema para apartarme el flequillo, él protestó porque no tenía otra para él, y fuimos hasta el cuarto de baño. Entonces empezó a imitar muy ilusionado todos mis movimientos. Yo me sentía como una profesora de estética sobrevalorada por su alumnado, pero a quien no le guste esa halagadora sensación que levante la mano.

Nos lavamos la cara con agua, nos pusimos un poco de exfoliante en la palma de la mano y...
-... y ahora aplícatelo por toda la cara, dije yo.

Animado y decidido, empezó a distribuirse el gel por la cara, y a los dos segundos...

-¡¡¡¡Aghhhhhhhh!!!! ¡¡¡Quítamelo, quítamelo, quítameloooooooooo!!! ¡¡¡Que esto es tierraaaa!!! ¡Que me dueleeeeee! ¡¡¡QUIERO QUITARME ESTOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

Y entonces estuvo escupiendo y metiendo la cabeza en el lavabo durante minutos, mientras yo, que soy más fuerte (cómo se nota que ellos no se han depilado las ingles con cera en la vida...) continué con mi masaje facial.

Luego se enfurruñó:
-Eh, a ti te ha quedado la piel más suave.

Ayyyy... alma de cántaro.

Durante los días siguientes, persona-con-la-que-vivo seguía notándose "tierra" por todas partes: "puaj, me escuecen los ojos, puaj, tengo tierra en la nariz" y lo que más me impactó: "¡¡¡agh!!! Yo creo que tengo tierra en la garganta, ¿no debería ir a Urgencias?" Él tan asustado y yo creyendo que me moría... pero de risa.


Cualquiera le dice ahora que he comprado otra crema reafirmante con olor a eucaliptus...
posted by LauraConChocolate @ 13:25   39 comments
¿Qué puedes hacer cuando eres una maniática crónica y tu vida da un giro de 180º? ¿Volverte loca? Bah, ya lo estaba de antes. ¿Darte cabezazos contra la pared? No, estropearía mi rubia melena. ¿¿¿Entonces??? ¡CAMBIAR TAMBIÉN DE BLOG! :)
Me he traído a las niñas :)

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